Niños autistas como tratarlos

Medicación para el autismo

Trabajar con niños con autismo puede ser un reto y también bastante gratificante. Cada día supone una nueva aventura tanto en el aprendizaje como en el comportamiento. Los profesores, los paraprofesionales y los padres que trabajan con niños con autismo deben estar preparados con una caja de herramientas de estrategias y técnicas que no sólo les faciliten la vida, sino que ayuden a sus hijos a tener éxito y a obtener la intervención que merecen.

Los niños con autismo suelen tener dificultades para gestionar su tiempo, por ejemplo, para entender cuánto tiempo se necesita para completar una actividad. Un ejemplo de ello es que un profesor deje pasar diez minutos de juego hasta que empiece la siguiente actividad. Si el niño no es consciente de cuánto tiempo le queda exactamente, el tiempo de juego puede terminar de forma bastante abrupta y provocar una reacción negativa. Utilizar un reloj de arena o un reloj visual ayudará a los profesores a comunicar fácilmente cuánto tiempo queda para ciertas actividades. Ser proactivo con los cronómetros y los recordatorios con los alumnos con autismo ayudará a reducir los problemas de comportamiento, a la vez que enseñará a los alumnos a autogestionar el tiempo y a pensar con antelación en las transiciones.

Invertir el autismo

Este artículo necesita ser actualizado. La razón es: algunas partes del artículo no reflejan con exactitud ni el nuevo DSM5 ni los criterios del ICD10 o ICD11. Por favor, ayude a actualizar este artículo para reflejar los acontecimientos recientes o la nueva información disponible. (Febrero 2021)

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por dificultades en la interacción social y la comunicación, y por un comportamiento restringido y repetitivo[3]. Los padres suelen notar signos durante los tres primeros años de vida del niño[1][3]. Estos signos suelen desarrollarse gradualmente, aunque algunos niños autistas experimentan una regresión en sus habilidades comunicativas y sociales después de alcanzar los hitos del desarrollo a un ritmo normal[13].

El autismo se asocia a una combinación de factores genéticos y ambientales[4]. Los factores de riesgo durante el embarazo incluyen ciertas infecciones, como la rubéola, toxinas como el ácido valproico, el alcohol, la cocaína, los pesticidas, el plomo y la contaminación atmosférica, la restricción del crecimiento fetal y las enfermedades autoinmunes[14][15][16] Hay controversias en torno a otras causas ambientales propuestas; por ejemplo, la hipótesis de la vacuna, que ha sido refutada[17][18]. [El autismo afecta al procesamiento de la información en el cerebro y a la forma en que las células nerviosas y sus sinapsis se conectan y organizan; no se sabe muy bien cómo ocurre esto[19] El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) combina formas de la afección, como el síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado (PDD-NOS) en el diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA)[3][20].

Problemas de comportamiento de los niños autistas

Este es un post de Kimberlee Rutan McCafferty, madre de dos hijos con espectro autista y socia de familias con autismo en el Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP). Kim también es autora de un blog sobre sus dos hijos con autismo, en autismmommytherapist.wordpress.com.

Parece imposible, pero de alguna manera ha tachado todo de su lista inicial de tareas, y su hijo o hija está listo. Tal vez su hijo esté ya firmemente instalado en un programa de Intervención Temprana y usted ya haya reservado los ocho millones de evaluaciones escolares necesarias para que entre en un programa preescolar. Tal vez tu hija es mayor y acaba de entrar en un aula, ha pasado unas semanas en ella y le va bien. Has puesto los puntos sobre las íes y, por una vez, no hay que llamar por teléfono ni concertar una cita. Has conseguido la ayuda que tu hijo necesita.

En primer lugar, asegúrate de saborear el momento. Tómate el tiempo necesario para celebrar que has conseguido navegar por el sistema de Intervención Temprana de tu estado o por el equipo del IEP de tu distrito escolar, y date una veintena de abrazos y cómprate algo divertido.

Qué no hacer con un niño autista

Los tratamientos actuales para el trastorno del espectro autista (TEA) buscan reducir los síntomas que interfieren con el funcionamiento diario y la calidad de vida.1 El TEA afecta a cada persona de manera diferente, lo que significa que las personas con TEA tienen fortalezas y desafíos únicos y necesidades de tratamiento diferentes.1 Por lo tanto, los planes de tratamiento generalmente involucran a múltiples profesionales y se adaptan a la persona.

Los tratamientos pueden administrarse en entornos educativos, sanitarios, comunitarios o domésticos, o en una combinación de ellos. Es importante que los proveedores se comuniquen entre sí y con la persona con TEA y su familia para asegurarse de que los objetivos y el progreso del tratamiento cumplen las expectativas.

A medida que las personas con TEA salen de la escuela secundaria y llegan a la edad adulta, los servicios adicionales pueden ayudar a mejorar la salud y el funcionamiento diario, y facilitar la participación social y comunitaria. Para algunos, pueden ser necesarios apoyos para continuar la educación, completar la formación laboral, encontrar empleo y asegurar la vivienda y el transporte.

Los enfoques conductuales se centran en el cambio de comportamientos mediante la comprensión de lo que ocurre antes y después del comportamiento. Los enfoques conductuales son los que cuentan con más pruebas para tratar los síntomas del TEA. Han sido ampliamente aceptados por los educadores y los profesionales de la salud y se utilizan en muchas escuelas y clínicas de tratamiento. Un tratamiento conductual notable para las personas con TEA es el llamado Análisis Conductual Aplicado (ABA). El ABA fomenta los comportamientos deseados y desalienta los no deseados para mejorar una serie de habilidades. El progreso se controla y se mide.