Origen de la placenta

Placenta endoteliocoral

El O2 y el CO2 atraviesan la placenta por simple difusión. La hemoglobina fetal tiene más afinidad y capacidad de transporte que la hemoglobina adulta. El 2,3 difosfoglicerato (2,3-DPG), que compite por los sitios de unión del oxígeno en la molécula de hemoglobina, está menos unido a la hemoglobina fetal (HbF) y, por tanto, permite una mayor captación de O2 (afinidad por el O2). La velocidad de difusión depende de:

Sin embargo, es una barrera incompleta. Permite el paso de anticuerpos (sólo IgG), hormonas, antibióticos, sedantes, algunos virus como el de la rubeola y la viruela y algunos organismos como el treponema pallida. Las sustancias de gran tamaño molecular como la heparina y la insulina no pueden pasar la barrera placentaria.

Placenta membranácea: Una gran parte del corion se convierte en tejido placentario. La placenta es grande, fina y puede medir entre 30 y 40 cm de diámetro. Puede invadir el segmento uterino inferior, es decir, la placenta previa.

Placenta Accreta: Las vellosidades coriónicas penetran profundamente en la pared uterina para alcanzar el miometrio, debido a la deficiencia de la decidua basal. Cuando las vellosidades penetran profundamente en el miometrio, se denomina “placenta increta” y cuando alcanzan el manto peritoneal se denomina “placenta percreta”.

El periodo de la placenta

Este artículo trata sobre la placenta humana. Para información general sobre la placenta como órgano en biología, véase placentación. Para el antiguo pan romano, véase placenta (alimento). Para la expulsión de la placenta, o posparto, véase expulsión de la placenta.

La placenta es un órgano fetal temporal que comienza a desarrollarse a partir del blastocisto poco después de la implantación. Desempeña un papel fundamental a la hora de facilitar el intercambio de nutrientes, gases y desechos entre las circulaciones materna y fetal, físicamente separadas, y es un importante órgano endocrino que produce hormonas que regulan la fisiología materna y fetal durante el embarazo. La placenta se conecta con el bebé a través del cordón umbilical y, en el lado opuesto, con el útero materno de forma dependiente de la especie. En los seres humanos, una fina capa de tejido decidual (endometrial) materno se desprende con la placenta cuando ésta es expulsada del útero tras el parto (a veces se denomina incorrectamente “parte materna” de la placenta). Las placentas son una característica que define a los mamíferos placentarios, pero también se encuentran en los marsupiales y en algunos no mamíferos con distintos niveles de desarrollo[1].

Barrera placentaria

: órgano vascular de los mamíferos, excepto los monotremas y los marsupiales, que une el feto al útero materno y media en sus intercambios metabólicos mediante una asociación más o menos íntima de la mucosa uterina con los tejidos coriónicos y, generalmente, alantoides

Las investigaciones han demostrado que la mayoría de las embarazadas que recibieron las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna transmitieron anticuerpos protectores a sus recién nacidos a través de la placenta, y las mujeres lactantes podrían transmitir los anticuerpos a sus bebés a través de la leche materna.

: el órgano vascular de los mamíferos, excepto los monotremas y los marsupiales, que une el feto al útero materno y media en sus intercambios metabólicos a través de una asociación más o menos íntima de la mucosa uterina con los tejidos coriónicos y, por lo general, alantoides, que permite el intercambio de material por difusión entre los sistemas vasculares materno y fetal, pero sin contacto directo entre la sangre materna y la fetal, y que suele implicar el entrelazamiento de las vellosidades coriónicas vasculares en forma de dedos con las correspondientes zonas modificadas de la mucosa uterina – véase abruptio placentae

Cordón umbilical

“Estoy en la sala de partos y soy testigo de todo este milagro del nacimiento, es increíble”, recuerda Coolahan. “Y entonces tienes a un solitario residente a los pies de la cama que está sacando lentamente algo del útero de mamá… lo saca, hace una rápida inspección, luego lo deja en la mesa y se vuelve hacia mamá. Pero yo no me di la vuelta. ¿Qué es esta cosa?”

Si te imaginas a un bebé en el útero, está sentado en una fina bolsa llena de líquido amniótico. El saco está hecho por el bebé: una parte de él se engrosa y básicamente se adhiere al útero. Esa parte más gruesa es la placenta.

Por la razón que sea, la placenta cuyo parto observó Coolahan necesitaba una inspección adicional en el laboratorio de patología. La mayoría de la gente habría seguido al bebé, pero ella decidió seguir a la placenta. Allí conoció a Julieta Barroeta, especializada en patología ginecológica en el Hospital Universitario Cooper.

“Ahí fue donde empecé a darme cuenta de que la placenta era aún más interesante de lo que parecía”, dice Coolahan. “En primer lugar, es el único órgano temporal. En segundo lugar, es el pulmón del bebé, es un sistema de eliminación de residuos y es una fuente de nutrición.”