Gitanos en el mundo

Estilo de vida gitano

Abundan los estereotipos que aluden a la “propensión genética a la delincuencia”, y los medios de comunicación refuerzan el racismo identificando regularmente la etnia de los sospechosos romaníes. En 1993, Jozsef Pacai, alcalde del pueblo eslovaco de Medzev, dijo: “No soy racista, pero a algunos gitanos habría que dispararles”. Desde 1989, en Rumanía, Bulgaria, Hungría y las Repúblicas Checa y Eslovaca se han registrado ataques de progromos y turbas contra los barrios gitanos, junto con la no intervención deliberada de las autoridades. El racismo institucional es evidente en la brutalidad policial y los prejuicios judiciales.

Sin embargo, el panorama no es del todo sombrío. A pesar de los enormes obstáculos, los gitanos se han resistido a la asimilación y han conseguido mantener una fuerte identidad. La transición poscomunista también ha fomentado la aparición de movimientos de derechos humanos entre los gitanos y la formación de organizaciones políticas y culturales, partidos y sindicatos. Estas organizaciones han emprendido la ingente tarea de fomentar una conciencia política generalizada y coherente entre los gitanos, además de luchar contra la discriminación en todos los ámbitos de la vida, tanto institucional como informal. Por último, se ha producido un florecimiento de la cultura gitana, especialmente en las artes escénicas de la música y la danza. Estos factores han favorecido la formulación de una identidad pública gitana en términos políticos y culturales.

Gorger gitano

Los principios clave de los derechos humanos esenciales para la protección efectiva de la población romaní/sinti/gitana se encuentran en los instrumentos internacionales existentes, como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (CERD), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ICCPR), la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), la Convención sobre los Derechos del Niño (ICESCR) y la Convención sobre los Derechos del Niño (CRC). Todos estos instrumentos establecen derechos que deben ser disfrutados por este grupo sin discriminación.

Son especialmente importantes las disposiciones contra la discriminación racial, que deben aplicarse específicamente para la protección de las comunidades romaníes. Entre los diferentes organismos de la ONU implicados en la lucha contra el racismo, no hubo ninguna referencia a los gitanos hasta 1991, cuando la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos expresó que en muchos países existen diversos obstáculos para la plena realización de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las personas pertenecientes a la comunidad gitana y que tales obstáculos constituyen una discriminación dirigida específicamente contra esa comunidad, haciéndola especialmente vulnerable (Resolución 1991/21). Un año más tarde, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en su Resolución 1992/65, Protección de los romaníes (gitanos), instó al Relator Especial de la Subcomisión sobre las minorías a que prestara especial atención y proporcionara información sobre las condiciones específicas en que viven las comunidades romaníes. En 2000, la vulnerabilidad de este grupo se puso de manifiesto en un documento de trabajo escrito por Yeung Kam Yeung Sik Yuen, experto de la Subcomisión sobre la situación de los romaníes.

Famosos con raíces gitanas

Los rudari y los boyashes son una población que habla rumano en Rumanía, Serbia, Bulgaria, Hungría, Grecia, Bosnia, Croacia y Eslovaquia. Hasta ahora predomina la opinión de que estos grupos minoritarios son gitanos asimilados, originalmente de habla romaní (gitanos), que perdieron su lengua y su cultura.

Por lo tanto, el caso de los rudari y los boyashes apunta a un problema central de la investigación de los grupos gitanos en todo el mundo: ¿Son todos los romaníes al mismo tiempo gitanos? Esta pregunta sólo puede responderla quien entienda a grupos marginales como los rudari y los boyashes en el contexto de su cultura, su organización interna y sus relaciones sociales. Su historia ofrece la oportunidad de comprender los procesos sociales desde el desarrollo de los subsistemas sociales hasta la etnicidad.

Mientras tanto, el debate llegó a la propia gente. Para muchos de los rudari y los boyashes su origen poco claro supone una gran incertidumbre, porque no son aceptados por los rumanos ni por los gitanos como pertenecientes a sus comunidades. Pero otros consiguen aprovecharse de esta situación, al relacionarse como es debido con uno de los dos grupos.

Gitanos famosos

Los sinti y los gitanos fueron etiquetados como “razas extranjeras e inferiores” y fueron sistemáticamente discriminados y perseguidos. A partir de mayo de 1935, todas las caravanas de sinti y gitanos fueron obligadas a trasladarse a un campo que sirvió de ejemplo también para otras ciudades. En 1940, 1.000 sinti y gitanos serían el primer grupo de personas deportadas desde Renania a los guetos y campos de Polonia. A partir de 1943, los sinti y los romaníes fueron desplazados al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Sólo unos pocos sobrevivieron.

Los gitanos han vivido en Europa y en Alemania desde la Edad Media. Se mencionan por primera vez en registros verificados en Alemania en 1407 y en 1452 en Colonia, respectivamente. Muchos sinti y gitanos tenían la nacionalidad alemana. Antes de 1933, varios cientos de familias sinti y romaníes se habían establecido en Colonia. Vivían en sus caravanas o en pisos alquilados, sobre todo en Ehrenfeld y en los alrededores de Griechenmarkt. Ya mucho antes de 1933, los sinti y los gitanos eran marginados y discriminados. Ya durante el Imperio Alemán y la República de Weimar se aprobaron numerosas leyes, decretos y órdenes para combatir la “plaga gitana”.